Puesto que Budapest ya estaba más que trillado, decidimos ir a visitar alguna otra ciudad de Hungría que no estuviera muy lejos de Budapest, ya que los días eran muy cortos, y así conocer un poco más el país, fuera de su capital. Elegimos Esztergom, puesto que desde la estación que teníamos frente al hotel salía un tren cada media hora y en menos de hora y media estábamos en Esztergom, desde donde te deja el tren tienes 15 minutos andando del centro. Es una ciudad bonita por su situación sobre el Danubio y muy monumental debido a que aquí residía el más alto jerarca de la iglesia católica y por eso tuvo mucho protagonismo en aquella época.
Tres cosas que no debes perderte es, primero la basílica de Esztergom, es impresionantemente grande. La puerta principal es bonita.
La segunda cosa es pasear por el barrio de Vizivaros, un barrio cuidado y agradable.
Y por último un paseo por el pequeño Danubio, que es un canal por el que se puede pasear bajo árboles, o en nuestro caso, con una bonita estampa de hojas rojas en el suelo.
Sobre las 18 de la tarde volvimos a la estación de tren y vuelta para Budapest. En un día te da tiempo de sobra de ver este lugar.